lunes, enero 28, 2013

Abrir los ojos

Me hundí. Me sentí una mierda. Quise desaparecer. Luego abrí los ojos, le miré de frente y vi la verdad, de la que sólo me sorprendían las circunstancias. Después grité, lloré, sentí un huracán en el corazón que me estrujaba las arterias que lo conectan a mi cuerpo. Finalmente un lapsus instantáneo y la calma. Volví a latir pero esta vez vacía de tristeza, sólo una leve ira fruto de la desfachatez de la que había sido testigo. Y todo eso en menos de una hora.

Vuelvo atrás en mis recuerdos y lo veo todo de otra manera. Me veo inocente, enamorada, entregada, y a él riéndose por dentro, pura psicopatía mientras me ofrecía palabras vacías que yo me creí del todo. Nada había sido cierto. Ni él la había dejado a ella, ni me había querido, ni la quería a ella, ni tiene corazón, ni es real. Hay personas que en algún momento de su vida se quedan vacías por dentro y se rellenan de mentiras y fachadas. Jordi es de esas personas. Cuando comencé a conocerle creí ver un alma sincera, buena, incapaz de hacer daño intencionadamente, que se vio arrastrado por las circunstancias como yo. Nada más lejos de la realidad. Hizo conmigo lo que hizo con muchas antes que yo, sólo que en mi caso su pareja le dejó. A mí me montó una película como que él la había dejado a ella, que ya no sentía nada y que quería dejar atrás el pasado y comenzar el presente, sic. Se suponía que el presente era yo. Pero en cuanto ella le guiñó un ojo fue detrás como un perrito. Estaba en todo su derecho, obviamente, pero hizo su entrada el psicópata. En lugar de ser sincero conmigo intentó jugar a dos bandas, volver con ella y a mí dejarme en la retaguardia por si le fallaba la primera opción. Incluso mientras estaba intentando volver con ella me decía de ser "follamigos", venir a mi casa, meterse en mi cama e irse. Como antes. Como si no hubiera sentimientos. Claro que por su parte nunca los hubo pero mi situación había cambiado. Como me negué comenzó a ignorarme, a hablarme mal, a ponerse chulo cuando preguntaba. Hasta que la bruja que llevo dentro comenzó a gritar en lugar de susurrar y decidí hacerle caso. Fui una bruja. Me harté y le envié a ella un trozo de nuestro pasado. No fue despecho, ni venganza, fue que estaba harta de ser silenciada por alguien que estaba jugando con sentimientos de muchas mujeres, no sólo dos. Me harté y quise ponerle los huevos de corbata, hacerle ver que no se puede jugar siempre impunemente. Lo único que no me esperaba fue que tuviese la caradura de venir hasta mi casa con ella para hacerme decir mentiras. Le miré a los ojos y vi al demonio que era, hablándome como si yo fuera tonta, como si no me acordara de cada palabra que me había dicho, que me había prometido. Dije la verdad, me llamó mentirosa, me cabreó y se largaron, él con el rabo entre las piernas. Abrí los ojos, finalmente, a palos pero los abrí.

Me da igual que sigan juntos o no, de hecho ojalá lo estén, porque ella también lo merece. Fui la única persona que fue sincera con ella y aún no me creyó, incluso aportándole pruebas. No sé de quién está rodeada pero no la quieren bien, me da pena pero no me preocupa. Alguien que llama sólo para intentar hacerme daño no merece que me preocupe por abrirle los ojos. Ojalá que no los abra porque pobrecita...darse cuenta de que no es tan lista como se cree igual la deja en estado de shock. Pobre Mata Hari... se cree la reina del espionaje y no es poco más que una pardilla muy crédula, como yo, pero a mí sólo fue capaz de engañarme dos meses, a ella 5 años y sumando. Y ni poniéndole la verdad en la cara. No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor mentiroso que el que cree sus propias mentiras. Vaya pareja, ojalá no me los vuelva a cruzar en mi camino porque son tóxicos, ellos y todos los que los rodean. Algún día maceraré todo esto y sacaré una novela. Meteré un vampiro o un hombre lobo y será éxito de ventas.

Yo me curé con una tila. No soy la buena de la historia porque no hay nadie bueno pero tengo la conciencia tranquila, no he jugado con los sentimientos de nadie y no he dejado que me aparten como una mosquita muerta. Ahora estoy tranquila y sigo adelante, sigo mi camino y las piedras las dejo atrás. Bastante tengo con las que aún me tengo que encontrar como para preocuparme de las que dejo atrás. Además, en mi cumpleaños recibí un regalo inesperado, pero eso ya lo contaré otro día. Ahora me voy a trabajar.