Humor: bajoneada 
Tengo un mal día. Bueno, la verdad es que ya llevo varios "mal día" y parece que la racha tira p'alante. Muchos lo habéis notado y lo siento. Lo único que puedo decir es que por favor me tengáis un poquito de paciencia. No quiero preocuparos, realmente el único problema grave en mi vida es que mi perro está empeorando por días, la enfermedad va avanzando poco a poco y veo tristemente cómo se lo lleva. Y no puedo hacer nada, sólo estar con él, cuidarlo, quererlo y disfrutar cada momento de su compañía. Comprendo que mucha gente no entienda cómo se puede querer tanto a un animal pero es así...lo quiero muchísimo y lo voy a pasar realmente mal cuando falte. Pero bueno, no adelantemos hechos ni lloremos por los vivos. Aún está conmigo y es lo que cuenta ^^
El resto de mi vida sigue siendo un desastre completo, no llevo el control y me siento como esclavizada a algo de lo que me gustaría huir. Lo malo es que si huyera las cosas se pondrían peor, sufriría gente que no lo merece...de momento sólo puedo seguir aguantando. En algún momento sé que mi vida cambiará. El bajón de estos días no tiene que ver realmente con ello ya que es algo que he aparcado, es más bien como una pequeña resaca de la rutina que llevo y que pronto acabará. A finales de este mes concluyo el contrato con la Bayer y comenzará una nueva rutina, exámenes y clases. A veces tengo ganas de que llegue porque creo que el cambio me ayudará a reconducirme pero otras veces tengo miedo a que finalice otra etapa más de mi vida, o más bien a que comience otra. Esta vez va a ser bastante diferente a otros años y no sé cómo me va a afectar. Cuando me quedo un rato pensando en ello decido que lo mejor es pensar en el día a día y no agobiarme cuando no me toca.
Otra cosa que llevo mal es la sensación de soledad que me invade sobre todo a última hora de la noche, cuando le doy el último paseo a mi perro antes de acostarme. Y es esto lo que siento:
Cierro la puerta y observo calle abajo el silencio tenuemente iluminado por farolas medio fundidas. Sólo se oyen las pisadas irregulares de mi perro que, cojeando, corre hacia el descampado. Yo lo sigo pesadamente. De vez en cuando estornuda un poco de sangre y me mira esperando una caricia. Yo le paso la mano por el lomo, sin tocar las incipientes llagas de su piel resultado del avance de la enfermedad. Cuando vuelva a casa se las limpiaré con algún desinfectante. Maldita sea...no queda mucho, mañana he de pasar por la farmacia. Y por el supermercado. También he de echar gasolina...Me pierdo en mis pensamientos. Avanzo por la calle en silencio mirándome los pies mientras sigo meditando, siguiendo una línea imaginaria que me lleva a ningún lado. No tengo prisa, nadie espera que vuelva. Sólo me acompaña mi perro.
Sigo pensando. Es el único que está siempre para todos, no le importa que tengas un mal día y sonrías menos, él siempre se alegra de vernos y da (o pide) cariño. Ojalá todos pudiéramos comportarnos igual en lugar de alejarnos cuando alguien no está en su mejor día. Como dice una amiga, ríe y el mundo reirá contigo, llora y llorarás sola...por desgracia la mayoría de gente es bastante egoísta y en cuanto un día no le ríes la gracia porque no te apetece te gira la espalda. Te da silencio. Te da soledad. Ya te lo dije amiga, somos afortunadas de conocer gente que no es así.
Vuelvo a mi propia soledad, he llegado al final de la calle. Doy la vuelta sobre mis pasos seguida de mi perro, que me adelanta y corre hasta la esquina. Mea en un coche aparcado. Sin dejar de orinar vuelve hacia mí. Le esquivo con una sonrisa, siempre me hace lo mismo. Ha dejado un reguero zigzagueante de pipí en el suelo. Luego gira hacia el descampado y me mira. No, no quiero pasar por ahí Toro, está muy oscuro y me da miedo ir sola. Giro calle arriba hacia mi casa y camino presurosa para convencer a mi perro y que me siga. Él agacha la cabeza y sigue mis pasos, más rápido, adelantándome y llegando a la puerta de la verja antes que yo para beber de su cubo. Yo aminoro el paso, me siento cansada y la cuesta se me hace pesada. Tengo que ponerme en forma, ir a un gimnasio, correr, algo. Siempre lo pienso y nunca lo hago.
Por fin llego a la puerta de mi casa donde mi perro ya me espera. Le abro y corre a tumbarse a su colchón lleno de jirones. Si es que no puedes tener nada que lo rompes Toro...anda y duérmete. Cierro la puerta a mis espaldas y me quedo escuchando un segundo el silencio de la oscuridad y el vacío.
Perdonad que me haya quedado un pelín melancólico...estoy aburrida en el trabajo y esta mañana me he levantado demasiado cansada. Espero que esta noche duerma mejor, le haré caso a mi madre y me tomaré las pastillas de valeriana. Sólo son nervios lo que tengo. Tampoco ayuda que esté escuchando música tristona xD. Ahora está sonando "Mad about you", de Hooverphonic. O eso pone en la pantalla de mi mp3...
Un beso a todos y gracias por leerme e intentar comprenderme un poco.